sábado, 31 de marzo de 2012

B

Confundido por la frustración, la rabia y la pena.
Ganas de tragar agua hasta ahogarme, de golpearme la cabeza con la tina y de pegarle a cualquiera que pase por delante.
Odiar a los que siempre andan con una sonrisa, a los que todo les afecta y a los que tienen un día mejor que el mío.
Odiar los días buenos, odiar los días malos.
Siempre todo está mal, nada es perfecto, nada es como se quiere.
Los planes se van de las manos y caen en las de otro.
La oscuridad siempre está, incluso al mediodía.
Cansarse del miedo, la incertidumbre, la costumbre y la esperanza.
Convencerse de que los constructos son inventos y falsedades que a otros peores que yo se les han ocurrido.
Adorar la ira profunda, contenida y embotellada en una buena marca de bebida.
Amar las caricias de otro a quien no amas, solo para sentirte venerado.
Ansiar el sufrimiento de los otros frente a tu vista, hacer burla y reír de aquello, sin importar nada.
Vivir sumido en el terror, en la soledad que no parece existir, en la lejanía de lo real y ciego por virtudes inexistentes en los demás.
Amar las mentiras, el engaño y por sobre todo, el que no sepan que está pasando por tu mente.
No creer es la mejor virtud, junto con la indiferencia.
Creer que la locura es la mejor solución.
No hay un tú que pueda salvarte.

B

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