viernes, 9 de enero de 2009

tesoro.


Encontrar el tesoro es lo que más deseo. Más bien, decidirme a cavar es lo que realmente anhelo. Viajar en un barco sin rumbo, seguir el soplo fino y tímido del viento y dejarlo existir. Abrir la caja de pandora y sorprenderme y alegrarme por haber sido valiente al liberarla. Sentir que esa cajita me llamó, que deseaba que solo yo la cobijase y que mis manos fueran las encargadas de hacer mil trizas su candado. Quiero que seamos mar, viento, desierto y bosque, y que veamos fundirse frente a nosotros las agonizantes llamas a través del espejo. No es el desamor, sino la tranquilidad y el verdadero amor lo que hace brillar esa quieta fogata. Sé que tú quieres encontrar el tesoro, viajar en un barco en el que el capitán soy yo y dejar que tu cerradura sea fraqueada con mi llave. Quieres ser el mundo, mi mundo, y deseas ver el fuego arrasando con el bosque.
Si me explicase el universo el sentido de tus sublimes y soberbias palabras, quizá mi existencia y la tuya tomarían otra senda. Uno nunca sabe, al llegar al sitio indicado, si el tesoro está a unos metros de profundidad o si tendrás que seguir viajando para encontrar otro.